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\c 32 \v 1 Den oídos, tu cielos, y dejenme hablar. Deja que la tierra escuche las palabras de mi boca. \v 2 Deja que mis enseñanzas caigan como la lluvia, deja que me sermon destila como el rocio, como la gentil lluvia en la tierna grama, y como las duchas en las plantas. |